lunes, 18 de marzo de 2019

alcoholismo y tabaquismo,Eva Núñez

El alcoholismo es una enfermedad crónica grave que puede afectar a cualquier persona que consuma alcohol durante un periodo prolongado. La esencia del alcoholismo reside en la formación gradual de adicción al etanol. Sin renunciar el alcohol y sin un tratamiento adecuado la dependencia progresa y se desarrolla una lesión secundaria, tanto del sistema nervioso como de los órganos internos.
El alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central “que se puede tratar y prevenir”, según ha asegurado hoy el presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol.
El alcoholismo es una de las enfermedades que tiene mejor respuesta a la terapéutica, especialmente cuando la persona acude a tratamiento especializado desde las etapas iniciales de su enfermedad.
El consumo de alcohol puede producir daño cerebral irreversible y demencia además de ser responsable de la muerte de uno de cada siete hombres y una de cada trece mujeres en Europa.

El alcoholismo genera un impacto devastador que abarca todos los aspectos de la persona:
  • Primero por su aspecto físico, donde su impacto genera complicaciones a nivel digestivo, cardiovascular y neurológico.
  • Segundo por su aspecto psicológico y psiquiátrico dado que puede generar una enfermedad mental grave, depresión e incluso conducir al suicidio.
  • Y tercero por el impacto brutal que tiene en su entorno, destrozando familias y poniendo en riesgo económico todo lo que le rodea con los efectos secundarios que conlleva.
Todo ello hace que sea tratado como una enfermedad más y está así reconocido por la organización mundial de la salud en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).


La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el consumo de tabaco es un factor principal en muchas enfermedades crónicas, como el cáncer y las patologías pulmonares y cardiovasculares.

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